sábado, 11 de febrero de 2012

Putos pensamientos



Esta tarde estuve pensando una banda. En mi mismo y en lo que me pasa. Pensaba justamente en las cosas a las que me enfrento en esta tarea de aceptarme, esos enemigos conceptuales que me hinchan las pelotas. Por un lado está la sociedad, entendiendo por ésta a todos los demás, todo el mundo fuera de mi, mi familia, mis amigos, y hasta cualquier pelotudo que anda dando vueltas por la calle que se siente con derecho a juzgarme.
Y el segundo enemigo, y el peor si se quiere, soy yo mismo. Soy yo mismo el que se tortura sin tomarse vacaciones. Me torturo cuando me levanto, cuando como, cuando miro, cuando siento, cuando me tiento, cuando me excito y cuando me voy a dormir. Me tortura vivir. No dejo de pensar en eso. Y no porque la sexualidad sea mi vida, sino porque se convirtió  en mi problema, en el problema de mi vida, en mi secreto, en mi muerto en el placard, en mi mugre bajo la alfombra, en mis platos sucios y en la pila de ropa por planchar. Me invade cuando no quiero, entra sin pedir permiso y me parasita los pensamientos. Me carcome la mente, me va consumiendo de a poco. Sí, aunque no lo creas me agota. No puede no traer consecuencias que una fucking idea de mierda me esté dando vueltas 24hs consiente o inconscientemente por la cabeza.

Y mientras más sigo dándole vueltas al asunto se vuelve peor la cosa, entro en ese círculo vicioso depresivo. Ahogo mis penas en comida y en porquerías y me entrego a conductas autodestructivas imbéciles con un solo fin - absurdo por cierto -, autodemostrarme lo que pienso de mi mismo: que soy un putito de mierda.

Me ahogo en mi vaso y con mis propias lágrimas. A veces me encuentro llorando y con pesar me pregunto por qué. Sí, solo yo sé cuántas veces pregunté por qué, a mi mismo o a esa deidad en la que creía. Porqué a mí, insisto. Sin obtener respuestas, claro. Nadie tiene la respuesta ni la explicación certera del mal que me agobia. A veces siento que ni siquiera me es posible explicar lo que me pasa, sí, maldita manía de querer explicarlo todo… Pero a veces no se puede, a veces te pasa que un día te levantás y te das cuenta que te gustaban los tipos, aunque siempre lo supiste
Mientras tanto acá estamos, poniendo la mejor cara para la popular, como escribió alguna vez Borges, “si hay miseria que no se note”. 
Bueno, ya es muy tarde – ¿o muy temprano?-, me voy a dormir. Sin embargo sé que a pesar de que esta noche duerma solo sigo durmiendo con el enemigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario